CAVA. El pueblo:

Cava es… otra cosa.
Así lo cuenta el escritor urgelense Joan Obiols (*) y así se presenta Cava en la portada de la web de su Ayuntamiento http://cava.ddl.net … Y es que aquellos que ya lo conocemos no podemos dejar de exclamarnos, “…cómo es que aún existe un lugar tan bonito, tranquilo y desconocido … y a nuestro alcance”.

(*) «Cava es… otra cosa. Nació hace muchos siglos, creció poco como una estrella de cuatro vértices y se ha hecho viejo, con cuatro almas que no lo dejan morir en paz. Vete, dijo un día Cava al mundo, que tú tienes mucho camino por recorrer, yo por ahora me quedo aquí. Por ahora y para siempre.»

(Extraído del volumen «Nits de Taverna», de Joan Obiols, publicado dentro de la colección “El Pirineu i la poesia de la historia” por Garsineu Ediciones. Tremp, 1995).

Cava, año 2013

Cava forma parte del Baridà, subcomarca del Alt Urgell, y agrupa tres núcleos urbanos: Los más conocidos el Querforadat y Ansovell, y el propio Cava. Que el municipio tome el nombre del más pequeño y desconocido de los tres núcleos no es una anomalía: ya la baronía que gobernaba este lugar, siglos atrás, era la de Cava, y es aquí donde hubo el castillo del barón, del que aún quedan vestigios.

Cava se sitúa cerca de los 1.300 metros de altura sobre el nivel del mar, en la vertiente norte de la cordillera del Cadí. Lo encontraréis a medio camino entre la Cerdanya i La Seu d’Urgell, bajo unos prados a poniente del tozal de Beders o del Pubill, antiguo punto de vigía medieval, desde el que se domina la cordillera en todos sus extremos.

Desde Cava se tiene la sensación de que el Cadí “se te echa encima”, y es que justo al sur de Cava se encuentran las paredes más verticales y salvajes de la cordillera, siendo la entrada a la parte más desconocida y más virgen del parque natural del Cadí -Moixeró.

Los habitantes:

Cava tiene actualmente cuatro habitantes permanentes, dos de los cuales, los últimos habitantes autóctonos, merecen un capítulo aparte, si no un libro entero, en la historia del pueblo.

Los días laborables de Cava son más que tranquilos, pero también lo son los fines de semana, en los que los excursionistas o residentes ocasionales raramente llenan la decena de plazas de aparcamiento que -a duras penas- puede acoger la plaza.

La gente de Cava ama su pueblo, y tienen motivos sobrados para ello. Os pedimos que respetéis su espacio y la paz de que disfrutan, aunque es extraño que quién llega a Cava no se encuentre inmediatamente contagiado de este respeto y de esta paz.

El paisaje:

El paisaje dominante de Cava es la cordillera del Cadí. Las vistas a poniente (Ansovell) y a Norte (Andorra) son también encantadoras, pero el observador enmudece cuando mira hacia el sur y se encuentra delante el muro, aparentemente infranqueable, del Cadí…

El Cadí desde Cava. Canal de Roca Dreta, Roca del Pont, canal de l’Aigua, Roca Grossa, canal de Migdia y Roca del Viladre

Naturaleza y clima:

Los entornos de Cava están llenos de vida. A pesar de su timidez, si buscáis el momento adecuado (mejor a primera hora de la mañana o cuando oscurece), prestáis atención, y tenéis un poco de suerte, podréis encontrar corzos, zorros, tejones, ardillas, liebres, ginetas, jabalís, águilas, búhos, buitres, pájaros carpinteros e infinidad de otros pájaros. Si os acercáis a las cumbres o a las canales del Cadí encontraréis también, fácilmente, numerosos rebecos.

Corzo en el valle de Sant Cristòfol, Cava

Buena parte de los prados (antiguos campos de cultivo) que encontraréis alrededor de Cava están aún en explotación, aprovechándose para el pasto de las vacas, que con frecuencia son las únicas vecinas de los huéspedes de cal Sansa. Esta circunstancia es esencial para la conservación de los prados, que de otro modo se verían invadidos por matorrales y perderían buena parte de su encanto. Debemos agradecer, pues, la presencia y el trabajo de las vacas.

Cava, vacas en el prado del Jaumet, cerca de la plaza

La primavera, con los prados verdes y el Cadí aún nevado, y el otoño, con el bosque lleno de colores, son estaciones en las que belleza del paisaje toma el máximo protagonismo. En otoño, además, los bosques de Cava ofrecen abundancia y variedad de setas. Nuestros huéspedes se ven favorecidos por una menor “competencia” en comparación con otras zonas de recolección de setas más concurridas de la geografía catalana.

Setas de color violeta cerca del camí Cardoner

En verano Cava ofrece la ventaja de su altura, que mantiene la temperatura unos grados por debajo de la de las zonas bajas, y lo libra de la humedad del litoral. De día podréis aprovechar el río de Cadí para sumergiros en el frescor del agua que baja de las cumbres, o bajar hasta el Segre donde el caudal permite tomar un baño más completo. De noche, el fresco de la montaña os pedirá dormir tapados.

El invierno es un buen momento para otro acercamiento a la naturaleza, buscando la nieve para que los niños jueguen, aprovechando los prados soleados donde el sol os conforte, o haciendo excursiones en un medio más hostil… eso sí, con final delante de la chimenea. Los inviernos en Cava, a pesar de su altura, son más suaves que en el valle. Aunque con frecuencia la temperatura baja bajo cero, y lo alcanzan las nevadas, predominan los días en los que la inversión térmica permite dejar de lado la ropa más gruesa.

El Parque Natural del Cadí-Moixeró:

El parque Natural del Cadí Moixeró es una figura legal y administrativa que garantiza la preservación del entorno natural de una amplia zona del Prepirinieo catalán. Encontraréis información sobre el Parque en http://parcsnaturals.gencat.cat/ca/cadi/. Os recomendamos consultar la guía de visita (http://parcsnaturals.gencat.cat/ca/cadi/visiteu-nos/guia-visita/) donde encontraréis explicación sobre las distintas áreas de interés, propuestas de itinerarios, guías de servicios, mapas y folletos informativos

Lo que podemos añadir sobre lo que encontraréis escrito del parque natural es que si bien todo su territorio es un espacio privilegiado por su patrimonio natural, la parte nor-occidental del mismo, correspondiente a Cava y los pueblos adyacentes, es posiblemente una de las zonas más espectaculares y vírgenes del parque. Cal Sansa, es pues una oportunidad para el descubridor de paisajes, que, hasta hoy, no habrá tenido oportunidad de alojarse en Cava.

Imágenes cortesía de «© G&G»